Sorpresa... No estás sola acá...

Hace ya algunos años, en clases de filosofía cuando estaba en cuarto medio, se nos pidió que escribiéramos un ensayo acerca de nuestro primer asombro, la primera sensación de sorpresa que hayamos sentido en nuestra vida. Para muchos fue un tanto complicado ésto, pues traía malos recuerdos a la cabeza, pero para mi fue algo más bien divertido, pues mi primer asombro trata del momento en que dejo la egocentría clásica que naturalmente sufrímos todos de niños, y paso a ser consciente que no soy el centro del universo.
Para mí fue un poco vergonzoso exponer éste tema, pues no muchos están en consciencia de éste momento, pero a mí me marcó. Tengo claro esos pensamientos que solía tener, en donde yo pensaba que el mundo se detenía cuando yo no estaba allí, que todo estaba preparado para mí, incluso a veces pensaba que mis papás no eran tal, y que todo era como un experimento televisivo (Algo así como "The Truman show", aunque en esa época ni existía la película), que el mundo me miraba...
Un día, a los ocho años, tuve un problema de salud más o menos grave, de hecho todos pensaban que me iba para el otro mundo, y fue allí, y para mí asombro, que me dí cuenta que yo era un mortal como cualquier otro, me dí cuenta que de lo más seguro yo iba a desaparecer de la faz de la tierra, y que todo iba a seguir allí funcionando. Dentro de mi mente infantil y de mis achaques del momento, fue un momento extraño, que me hizo pensar en muchas cosas, y que quizás cambio mi forma de ver las cosas para siempre.
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida... A veces pequeñas cosas, pueden cambiar nuestro mundo... ¿O no?