Últimamente he sido invadida por la nostálgia... Puede ser porque no estoy pasando por un buen momento, y por lo general en estos periodos, uno suele aferrarse a los tiempos pasados, y más exactamente a aquellos pequeños pasajes de nuestra existencia en donde hemos sentido eso que todo el mundo anhela llamado "Felicidad". Es curioso, pero en muchas ocasiones uno no los valora cuando los está viviendo, pero luego con el tiempo, se da cuenta que fue así, por lo que uno los trae a la mente una y otra vez, como esperando que estos fueran a volver, dejando atrás la tristeza, la rabia o la angustia del momento actual.
Cuando cierro los ojos, y traigo estos pasajes a mi mente, puedo sentir el nerviosísmo y la comodidad que me provocaba estar bailando o actuando en un escenario; puede sentir el cariño de mis abuelos que hoy no están aquí con nosotros, pero que dejaron una huella inborrable en mi; puedo sentir el olor a eucaliptus que marcaba la llegada al quisco en cada periódo de vacaciones; puedo sentir la alegría que me daba compartir en los recreos del colegio con mis chicas (v, v, c, i, s); puedo revivir los mejores pasajes de mi pololeo, en donde pasé momentos increíbles; puedo ver mi casa de Alvarez, la cual sigo considerando mi casa; puedo revivir una y otra vez la maravillosa experiencia de realizar un cortometraje; puedo reirme recordando las leseras que se nos ocurren y que hablamos con el pepon; y así tantos y tantos episodios de mi vida, que le han dado felicidad a mi pasada por la tierra...
Increíble... Pero el sólo repasar estos recuerdos me ha hecho sentir mejor... Es por eso cada uno de esos pasajes está atesorado en mi corazón como mi más grande trofeo.